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miércoles, 28 de septiembre de 2011

México: Universitarios, despertad a la revolución

Los universitarios debemos levantar nuestra voz, hemos decidió no servir a nuestro pueblo como cómplices de quienes desprecian la verdad y abrazan la violencia; desde las letras, el pensamiento, la reflexión, la historia, desde nuestro propio análisis de la realidad nos convertimos en actores que no pueden permanecer al mismo tiempo como espectadores de un gobierno que se asemeja al crimen organizado en la sanguinaria forma de instaurar el poder. La decisión de pertenecer a una clase crítica pero activa ha sido tomada al momento de matricularnos como estudiantes universitarios, ahora habremos de dignificar nuestro papel como clase incómoda, la cual pretende responder con valentía al llamado tan urgente para terminar con esta situación nacional plagada de olvido. Somos la clase incómoda por un sencillo elemento, menester es despertar a la ciudadanía dormida y claro que a muchos les molesta ser despertados, sin embargo, no podemos esperar que el huracán de dolor arranque nuestras instituciones, porque junto con ellas va nuestra libertad.


El llamado a combatir la indiferencia sobre el sentir nacional debe hacerse desde las aulas y fuera de ellas, generaciones han muerto para darnos un espacio plural y libre donde se debe expresar la incoherencia de un México gobernado por la muerte, callar es aceptar que nuestra voz no tiene espacio en la sociedad, callar sería pisotear años de lucha revolucionaria, callar sería suicida y contrario a los principios sobre los cuales se basa nuestra búsqueda por la verdad a través del conocimiento. La espiral de eventos nos ha colocado, de nuevo, en la posibilidad de ofrecerle a la población la ayuda real que tanto necesita, somos de los libros (que no destinados al confinamiento de las hojas), nuestro actuar debe ser en las calles, convocando al sentido común del cual se han alejado nuestras autoridades. No podemos permitir la prostitución institucional para placer de un gobierno, partido político o grupo delictivo; resistamos con la mente, con la capacidad del hombre para no dejarse gobernar por quienes buscan todo menos el bien común.

Que nuestras armas sean las letras, como registro indeleble y testimonial de una era salvaje. Que nuestra sangre sea la tinta con la que escriban el futuro. Que nuestro clamor se convierta en eco para las futuras generaciones. Que la Academia despierte, que su cuerpo docente y estudiantil logre advertir sobre los excesos contra la libertad.

fuente: Kaosenlared - garciaarellano

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